Seguro que muchas veces has escuchado hablar del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Normalmente lo relacionamos con niños inquietos que no atienden en clase o incluso pensamos que les cuesta retener la información. Sin embargo, si padeces TDAH o conoces a alguien que lo sufra, sabrás que los síntomas van más allá.

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo con carga genética y bastante frecuente en la infancia y adolescencia y su característica principal es la intención acompañada de hiperactividad o impulsividad, o ambas. 

Lo normal es que cuando hablamos de TDAH en lo primero que pensemos sea en la inatención, hiperactividad o impulsividad, pero existen otros síntomas que se presentan de forma persistente y que sugieren un papel importante para el pleno desarrollo. Veámoslos.

Síntomas del TDAH

  • En los primeros años de vida: La sintomatología principal se centra en la inatención y en la hiperactividad.
  • A medida que nos aproximamos a la adolescencia: La inatención se mantiene y la hiperactividad decrece. De igual forma, comienzan a cobrar importancia otros síntomas como la mala planificación y organización de actividades o tareas.
  • Culminando en la edad adulta: Se mantiene la mala organización y planificación de tareas cuando perseguimos un objetivo. La impulsividad sigue presente, pero se produce predominantemente de forma interna. Además, hay estudios que sugieren que esta franja de edad es más vulnerable a trastornos psiquiátricos.

Ahora  que sabemos todo esto, resulta normal que el TDAH se asocie a problemas académicos y de interacción social en la población infantojuvenil, pero también a cambios de trabajo o problemas de con la ley en la etapa adulta. Por todo ello, existen intervenciones destinadas a trabajar sobre cada uno de estos síntomas y así, proporcionar un desarrollo adecuado.