Últimamente se oye cada vez más hablar de la ansiedad pero, ¿qué es? ¿por qué aparece? ¿cómo puedo saber si la padezco? ¿cómo puedo combatirla? Hoy te lo contamos.

La ansiedad es un proceso psicofisiológico que tiene lugar ante algún tipo de amenaza real (o percibida). Esto hace que nos pongamos en un estado de alerta o activación. Hasta aquí bien, ya que dicha respuesta se considera adaptativa siempre y cuando esté en consonancia con aquello que nos lo ha provocado. ¿Pero qué ocurre cuando este estado de alerta se vuelve permanente y cualquier situación, por pequeña que sea me hace sentir así? Pues que entonces no estamos gestionando de forma positiva las situaciones que vivimos en nuestra vida y hace que no seamos funcionales disminuyendo nuestra capacidad para tomar decisiones y resolver problemas.

¿Por qué aparece la ansiedad?

La ansiedad puede aparecer de forma injustificada y sin motivo aparente o bien puede aparecer tras vivir varias situaciones estresantes de forma constante y hace que aprendamos a responder de forma anticipada ante futuras amenazas independientemente de cuales sean. De ahí el constante estado de alerta.

Síntomas de la ansiedad

Algunos de los síntomas físicos y cognitivos (de pensamiento) relacionados con la ansiedad son:

  • Tensión muscular.
  • Pensamientos catastrofistas.
  • Sensación de pérdida de control.
  • Dificultad para respirar.
  • Conductas de escape o evitación. 

El estrés, un factor clave en la ansiedad

El estrés también suele estar muy relacionado y guarda una estrecha relación. Vamos a poner un ejemplo para ver si la entendemos mejor:

Imagina por un momento que estás en una comida familiar al aire libre y, como a todos nos ha pasado en alguna ocasión, revolotea cerca de nuestro plato (y nuestro espacio vital) la típica avispa que viene a darnos la comida. Por más aspavientos que hagamos nunca se va. Siempre vuelve.

Pues bien, podríamos decir que ese momento, representado por la avispa, sería el estrés. Nuestro estado emocional en ese momento puede ser una mezcla de miedo, rabia e ira, porque no nos deja en paz ni disfrutar de la comida.

Una vez se ha ido la avispa, y ya ha pasado un buen rato, cada vez que oímos un zumbido nos ponemos en tensión aunque no sea una avispa la que lo provoca, pero reaccionamos igual. Ese vacío que ha dejado la avispa pero que a mí me sigue incomodando por si está o si vuelve, sería la ansiedad.

La ansiedad, por tanto, afecta a nuestra salud mental. Para combatirla, el mejor método es la terapia cognitivo-conductual que a través de técnicas de relación y de reestructuración cognitiva entre otras ha demostrado ser eficaz científicamente.